Ambiente

“Yo creo que lo llamaron “pulso” porque quedaba fatal decir que el mundo se fue a la mierda gracias a que el Sol se tiró un puto pedo electromagnético.”

Derek

A comienzos del Siglo XXI, en algún momento en torno al año 2020, una extraña aurora atravesó el planeta Tierra de norte a sur y de este a oeste. Al principio sólo se manifestó como una hipnótica aura verde surcando el cielo. Luego, sin previo aviso, todos los aparatos electrónicos del mundo se apagaron de manera irreparable, creando el caos a nivel mundial. A este evento se le conoce como EMP (electromagnetic pulse) o pulso electromagético; aunque muchos lo llaman “la aurora”.

Durante cinco días las luces del EMP fueron visibles en el cielo. Luego desaparecieron, sumiendo el planeta en una no tan metafórica oscuridad. La humanidad enloqueció, viéndose sumergida en una vertiginosa espiral de violencia y caos que terminó con el mundo tal y como lo conocíamos.

A día de hoy cuesta creer lo bien que vivíamos algunos sin miedo a que nos fueran a petar el culo en cualquier momento, ¿verdad?

La crisis del EMP

“El árbol ya estaba podrido. Su caída era inevitable.”

Kailar

No se tiene claro, a día de hoy, qué creó aquel pulso o a qué se debió. ¿Fue un hecho astronómico? ¿Algún tipo de nueva arma de destrucción masiva? ¿Quizá un experimento de algún poderoso gobierno que salió mal? Nadie lo sabe y, a estas alturas, a nadie le importa. Tras cinco años de silencio en las pantallas, sin teléfonos móviles, sin internet, sin vehículos… Sin todas esas cosas que, en resumen, acunaban a las civilizaciones desarrolladas en una cómoda existencia en la que los medios y las redes sociales te decían cómo ser, cómo actuar, qué comer o cómo vestirte; la humanidad perdió completamente el norte.

En cada ciudad y cada pueblo la caída de la tecnología tuvo su ritmo y sus consecuencias, pero, en cualquier caso, en ningún lugar fue pacífica. Nadie puede sobrevivir sin agua y sin grupos de presión no sale nada del grifo. Sin vehículos de combustible no hay abastecimiento, y sin tecnología en general las fuerzas del orden se ven rápidamente superadas.

En menos de un día ya se habían saqueado todos los comercios, y en menos de tres los que no se habían agrupados en bandas caían bajo su violencia. La Tierra simplemente ya no tenía sitio para siete mil quinientos millones de personas, y la reducción de población fue extremadamente veloz.

Todo aquello que dábamos por hecho se convirtió de pronto en una primera necesidad por la que merecía la pena morir y matar: el agua, la comida, un refugio, un arma, compañía… El impulso de supervivencia, aletargado tras décadas de desarrollo y prosperidad tecnológica, despertó como una bestia feroz en el corazón de las personas. Las mentes de todos los supervivientes tuvieron que adaptarse. ¿O acaso fue el potencial de aceptar ese cambio la condición necesaria para sobrevivir?

Algunos dicen que el EMP tuvo consecuencias psicológicas, a nivel neurológico, en todos aquellos que enloquecieron y salieron a las calles en busca de sangre. Otros pensamos que la humanidad se había sentenciado a sí misma hacía ya décadas, volviendo su mente cada vez más frágil, a merced de las grandes marcas, las empresas multinacionales y la política fantoche.

Querían un mundo de borregos a los que dominar, y casi lo consiguieron. El problema es que el hombre, como alguien dijo una vez, siempre ha sido un lobo para el hombre.

Para cuando quisieron volver a poner en marcha los engranajes de las viejas civilizaciones, ya era tarde. Un altísimo porcentaje de la humanidad había sido destruida en guerras, asaltos callejeros, incendios y tiroteos sin sentido. El dinero había perdido su valor. La mayoría de cosas carecían de interés. La tecnología se había vuelto inútil. La cultura se convirtió en un lujo que pocos se podían permitir disfrutar.

En este nuevo mundo, lo único que importa es sobrevivir. A todo lo demás… le pueden dar por el culo.

Después del EMP

Calendario

La gente más vieja sigue contando los años con el viejo calendario. Las nuevas generaciones, cuentan el año del EMP como el “nuevo año 0”. Según eso, nos encontraríamos en el año 5 a.EMP (after EMP).

Parece mentira que el mundo se haya ido a la mierda en tan sólo cinco años.

Aunque algunos estarían de acuerdo en que ya era una auténtica mierda antes de eso...

Modo de vida

Somos muy pocos, en realidad, los que hemos logrado sobrevivir hasta estos días. Cinco años parecen haberse vuelto siglos en un mundo en el que todo se ha vuelto mucho más difícil de lo que pudiéramos imaginar. La gran mayoría de supervivientes al EMP nos hemos vuelto nómadas. Viajamos de aquí para allá, en solitario o en grupos pequeños cuyas alianzas a menudo son tan interesadas como efímeras. Rebuscamos entre las ruinas del viejo mundo y buscamos otros grupos o personas con los que realizar tratos o trueques a cambio de comida y agua. Si tienes la suerte de poseer un arma de fuego o un vehículo que seas capaz de arrancar, quizá puedas incluso trapichear con munición y combustible. Pero lo normal es que vayamos a pie y nos fabriquemos nuestras propias armas con la chatarra que nos vamos encontrando por el camino.

Parece haber algún tipo de acuerdo allí donde haya viajado. Privados del decadente y organizado dinero de los viejos tiempos tendemos a establecer como moneda de cambio la lata de conservas sellada, una bala funcional, o una pila. Los tres suelen valer más o menos lo mismo.

Naturaleza

El mundo parece ahora una postal que ya hubieran querido los de Greenpeace en su época. La naturaleza sigue creciendo y se apodera poco a poco de las calles, los edificios y las carreteras. Los animales salvajes campan a sus anchas, al igual que los que antes vivían en zoológicos y han logrado sobrevivir. El verano sigue siendo verano y el invierno, invierno. El planeta sigue girando, impasible ante los estragos y el sufrimiento humano.

Al parecer, los que decían de que si el hombre se extinguiera del planeta no pasaría absolutamente nada, no estaba tan errados como se pensaba.

Ya no quedan granjas y a duras penas hay cultivos. El ganado fue lo segundo que la gente se comió, y pocos logran esconderse lo suficiente como para poder tratar la tierra con medios medievales y hacerla crecer. Los continentes están salpicados de ciudades y pueblos fantasma: edificios vacíos con los cristales rotos, hogares deshabitados, calles atestadas de coches quemados o abandonados en los larguísimos atascos provocados por la histeria colectiva, carreteras vacías y silenciosas, centros comerciales y supermercados prácticamente saqueados…

El acero oxidado y el hormigón parecen destinados a formar parte de los nuevos bosques de este mundo, dejados a merced del tiempo, hundiéndose poco a poco en el olvido y el silencio.

Ciudades

No quedan muchos núcleos civilizados grandes. En cuanto una comunidad prolifera lo bastante como para volverse sedentaria se vuelve un blanco fácil para las bandas y los asaltantes. Éstos son capaces de todo con tal de conseguir unas cuantas latas de atún o un puñado de balas, y no escatiman en organizar verdaderos baños de sangre cada vez que planean un ataque.

Algunas ciudades, sin embargo, han logrado aprender a defenderse y mantienen su posición atrincheradas entre las ruinas de los viejos edificios. El ejemplo más claro de esto es Pozo Amargo (Bitter Well), que se erige entre los restos de una ciudad situada en algún punto de… ¿quién sabe dónde? Está controlada por varias bandas que se han dividido el territorio por distritos, y mantienen una paz tensa y turbulenta. Los núcleos urbanos como Pozo Amargo constituyen importantes puntos de comercio e intercambio, así como un lugar donde poder encontrar trabajo.

He aprendido a disfrutar de las carreteras como un espectáculo en sí mismo. Creo recordar que el EMP cayó en lunes, o algo así… Pero, en cualquier caso, la mayor parte de calles y carreteras están llenas de coches que imposibilitan de cualquier manera la conducción. La falta de mantenimiento también las ha dejado bastante inservibles y de todas formas es bastante difícil desplazarse por ellas en la actualidad, incluso aunque se cuente con un vehículo funcional.

Comunidades

Aunque prácticamente todos nosotros somos nómadas, esto no significa que no haya ciertas comunidades ambulantes. Pero voy aún más lejos: ¡algunas comunidades llegan incluso a establecerse!

Es raro que ninguna de estas supere la treintena de individuos, porque, y esto es algo que he visto en todas las comunidades que he conocido, siempre están gobernadas por la fuerte personalidad de un sujeto que da confianza y seguridad a los demás.

Para la mayor parte de personas es muy tentador formar parte de una comunidad porque supone evitar una ingente cantidad de problemas de los que están citados más arriba. Una comunidad podrá tener normas con los que racionar los alimentos, obtener agua y dar de comer a los enfermos. Todas las habilidades y posesiones se pondrán a disposición de la supervivencia común, y en general habrá un cierto ambiente de confianza.

Todo esto que suena tan bien en verdad es otro maldito desastre. Los que tenemos algo de carácter huimos de estas comunidades porque su parte oscura es que siempre tienen un líder. Y hay que saber desconfiar de los líderes.

Como ya se ha dicho más atrás, las buenas personas están, en su mayoría, muertas, y los que actualmente dirigen las comunidades lo hacen con mano de hierro, y también con un criterio un tanto personal. Por una parte tenemos a los egomaníacos que se creen que son mejores que los demás, por otra a los fanáticos religiosos, y también hay unos cuantos que están locos, ¡pero en realidad hay muchos más! Científicos obsesionados con encontrar una cura para quién-sabe-qué, moteros salidos de la peli de Mad Max, Skin Heads aún más idos de la olla que a principios de siglo, budistas con ideas sobre la reencarnación que solo tienen sentido en sus putas cabezas… y no son lo peor, de verdad.

Yo creo que el peor de todos es el que parezca una buena persona, porque si ha llegado a sobrevivir y a tener una comunidad es que es el cabrón más listo de la ciudad.

Los que vagamos por el mundo en busca de lo próximo que comer podemos ser unos desgraciados sucios con poco futuro, pero en serio, siempre me da mucho más miedo el líder de una comunidad.

Tecnología

Después del EMP, algunas personas lograron rescatar viejas baterías y recuperar motores para generar electricidad. Supongo que quedaría bien decir que un porcentaje de la población recuperó (o al menos lo intentó) parte de su antigua vida adherida a la tecnología. Pero la realidad es que muy pocas cosas han vuelto a tener su antigua utilidad.

Algunas comunidades han recuperado el uso de la electricidad, pero su aprovechamiento a menudo depende de motores que necesitan combustible o de volver a poner en marcha una central eléctrica. En resumen: es cara, consume muchos recursos y llama mucho la atención. En cualquier caso, su utilización se limita prácticamente a la iluminación y al uso de máquinas, cargas de baterías, etc.

Muy de vez en cuando te encuentras una pieza de tecnología que funciona. Prácticamente todas están hechas mierda, pero en ocasiones una entre cientos de miles tuvo una suerte enorme. Esos trastos son lo más codiciado que pueda haber, pero son muy difíciles de encontrar. ¿Cómo saber si algo funciona si no llevas una batería encima? Lo mejor en este sentido son los trastos a pilas, pero tampoco es que las pilas sean del todo abundantes.

Los mejores alijos en este sentido son los que hicieron los capullos de los preepers, dentro de una jaula de Faraday. Por desgracia la mayoría de ellos fueron sacados, y están en cualquier lugar a la espera de que alguien los descubra.

Al final esos imbéciles paranoicos tenían razón.

Algo parecido ocurre con los vehículos motorizados, que dependen del combustible. Irónicamente sólo los más antiguos han logrado repararse y sobrevivir hasta hoy, ya que los más nuevos tenían tanta electrónica que el EMP los dejó prácticamente fritos. Aún así, esto hace que muchas bandas aprecien a la gente con conocimientos de ingeniería, tecnología o mecánica; ya que son los únicos capaces de entender y reparar este tipo de cosas.

Debo decir que en la actualidad se sigue encontrando cierta cantidad de gasolina. Vale que no hay abastecimiento alguno, y que es un gas volátil, pero en cualquier caso casi nadie puede usarla, y si un depósito está bien sellado dura bastantes años.

El día que estos depósitos se acaben, sin duda estaremos aún más cerca del fin.

Idiomas y comunicación

El inglés se ha vuelto el “idioma común” para la gran mayoría del mundo, aunque en algunas zonas de Europa y Sudamérica mantienen el español como idioma principal. En Asia tendrás menos problemas si sabes hablar chino.

En general, se vive una situación de aislamiento informativo bastante oclusiva. Ya no hay manera de saber qué es lo que está pasando al otro lado del mundo, o en el pueblo de al lado, a no ser que vayas allí y lo veas por tí mismo. Hay quien asegura que existen ondas de radio operativas, que ofrecen ayuda y que informan de la situación de los núcleos urbanos aún operativos para los que quieran encontrar un refugio; pero es bastante inusual y, muy a menudo, puede suponer una trampa muy cabrona.

Cultura

El arte y la cultura se han vuelto un lujo escaso que ya muy pocos disfrutan. Los que nacimos antes del EMP y fuimos al jardín de infancia sabemos, como mínimo, leer y escribir, o hacer cálculos matemáticos básicos. Algunas personas que han sobrevivido hasta hoy fueron en su día licenciados o doctores en vete-a-saber-qué-campo. Y a algunas de ellas eso les sirve de algo, y a otras no.

Del mismo modo, el concepto de arte sigue viviendo en su propio mundo abstracto. No queda nadie que se gane la vida con ello. Claro que tampoco queda nadie que sobreviva siendo abogado.

Todas los artes cambian y se adaptan al tiempo en el que viven. Y el de éste es un arte decadente, oscuro y psicodélico.

Lo que habría que preguntarse en este punto es qué va a pasar con las nuevas generaciones, si es que llegan. Los habrá que tengan padres o mentores que les enseñen cosas de la vieja civilización. Pero la mayoría parecen abocados al analfabetismo y a una ignorancia casi absoluta.

Otro paso más hacia la extinción de la humanidad.

Religión

Es sorprendente a qué cosas es capaz de aferrarse la gente cuando está desesperada. Dios es, probablemente, el ejemplo más claro de ello. Con la cantidad de cosas que hemos perdido en estos años, y las religiones siguen aguantando el tipo.

Mala hierba nunca muere.

No te podría decir qué religiones han trascendido, o cuántas nuevas han surgido tras la crisis del EMP. Algunas intentan a duras penas mantener los viejos valores. Otras consideran el EMP un castigo divino, o lo tachan directamente de bendición. Cualquier cosa vale, hoy en día, para intentar explicar lo inexplicable. Cualquier cosa es mejor que pensar que Dios nos odia y que el apocalipsis terminará llevándose por delante a los pocos que quedamos, por ahora.

Fertilidad

Afrontémoslo, a la gente no le ha dejado de gustar el sexo. De hecho se diría que para muchos es el único alivio con el que distraerse del fin del mundo, y ya se practique de forma consentida o no, lo cierto es que toda mujer que no sea idiota debería evitar quedarse preñada a toda costa.

Ya no es que no haya comunidades con médicos, que no las hay, sino que el estado global de violencia, falta de recursos y de higiene condena al fracaso a casi todo intento de concebir. Y aunque se llegue a buen término, ¿cómo iba a sobrevivir un recién nacido a esta mierda?

No se ven muchos niños. De hecho no se ve prácticamente ninguno. Creo que en realidad es lo más deprimente de todo esto. De alguna forma, este es el tabú de esta era. Es como en el siglo XXI en el que la gente no quería hablar de la esclavitud del tercer mundo o del cambio climático. Nadie habla siquiera del problema, así que probablemente seamos la última generación humana en la Tierra.

Medicinas, alcohol, tabaco y otras drogas

Cinco años después del gran pedo solar aún seguimos pudiendo saquear cierta cantidad de antibióticos y otros medicamentos -caducados todos, eso sí-, pero afrontémoslo: ya no hay nadie fabricándolos y ya no deben quedar demasiados. El apocalipsis fue una putada para los que tenían Adyson, enfermedades de tiroides, trasplantes, hipertensión o cualquier cosa que requiriera de medicación constante. ¡Eso se acabó!

Y lo del alcohol tampoco va demasiado bien. Mucha gente se dio a la bebida y hoy cuesta encontrar hasta una lata de cerveza, y no digo ya una botella de vino. Lo que sí que te sigues encontrando de vez en cuando son paquetes de cigarrillos.

Las drogas más complicadas son imposibles de encontrar, pero los seres humanos no hemos cejado en nuestra necesidad de evadirnos -de hecho la hemos ampliado-, y hemos encontrado nuevas formas de hacerlo, o hemos redescubierto viejas. Desde la pintura con plomo, los sapos, o el pegamento; hemos probado de todo.

Alimentación

Uno tendería a pensar que en los entornos seminaturales del mundo postapocalíptico todo el mundo se ha vuelto cazador y que vivimos de acuerdo con la naturaleza, pero en verdad hay bastantes pocos cazadores o recolectores (aunque algunos hay), y desde luego ningún agricultor o ganadero.

La mayoría de nosotros seguimos viviendo de los alimentos conservados que el viejo mundo nos dejó como resquicio: la violencia de los primeros días en busca del agua fue tan extrema que la humanidad se vio reducida al uno por cien del uno por cien antes de que pudiera siquiera comerse las reservas que había saqueado del supermercado. Esto es tan exagerado que a veces entras en la casa de alguna vieja loca y encuentras comida para un mes. ¡Es una maldita locura!

Pero esto no significa que vayamos desperdiciando la comida. ¿Tú sabes ese amigo que tenías que estaba todo fibrado a pesar de comer más donuts que el policía de Cosas de Casa? Pues todos esos se murieron de hambre. De hecho todo el que no aprendió a racionar sus alimentos está también muerto. La vida es así de maja, tanto que la mayor parte de nosotros hemos hecho cosas horribles simplemente para poder comer.

Y no nos olvidemos de que el cuerpo humano necesita tres litros de agua al día, y no debe quedar un puto grifo en el mundo del que salga nada, ni mucho menos una maldita botella de agua mineral. Pero bueno, no hay bien que por mal no venga, hace mucho que se acabó la actividad industrial, así que el agua de los ríos no baja tan sucia. Aún así, todos los que hemos sobrevivido hasta este momento hemos aprendido que conviene hervirla. Y pese a ello te puedes coger una diarrea y morir deshidratado.

Armamento

Afrontémoslo, si la violencia hoy en día es algo menor a la de hace cinco años es únicamente porque la mayor parte del tiempo no te encuentras con nadie. Actualmente debemos quedar cuatro monos, comparados con todos los que éramos antes del EMP, pero incluso con esas, si te topas con alguien es muy probable que acabéis matándoos. El motivo principal es que un ser humano es una fuente rápida de comida saludable.

En esto de matarnos tampoco hemos inventado nada demasiado nuevo. Básicamente usamos recursos medievales, solo que nadie tiene una forja. Los cuchillos y machetes son los favoritos de mucha gente, y las hachas de bombero son un must be siempre que pases cerca de un Leroy Merlin. Si unes un cuchillo a un palo tienes un “tronchador”, y si en su lugar pones la cuchilla de una segadora de césped, pues lo llamamos “partealmas”.

En eso de protegernos tampoco hemos sido muy originales. Hasta el más capullo puede fabricarse un escudo, y siempre puedes hacerte una armadura con equipo deportivo o cosas así. Hay idiotas que se ponen armaduras tipo Mad Max o chorradas por el estilo. Menuda panda de flipaos...

Ah, y también hay otros que tienen algún arco deportivo de esos de poleas, o incluso una ballesta. Imponen bastante respeto, pero sin duda no tanto como los que tienen un arma de fuego. Son, por lo general, bastante raras, y no porque hubiera pocas en el viejo mundo, sino porque la gente las dejó todas desgastadas en el año uno. Sí. Las poleas y las cuerdas se desgastan. De verdad.

Violencia

Una de las putadas más putas del postapocalipsis es que no queda mucha gente simpática. Es decir, no es que seamos todos una panda de hijos de puta, pero sin duda hemos tenido que rebajar nuestros criterios morales, porque el que no lo hizo en su día ya está muerto. ¡Libre mercado, señoras y señores!

Esto no significa que en ciertas ocasiones no podamos cooperar, pero alguna vez vas a tener que dormir, y siempre vas a tener el pensamiento de en qué momento vas a dejar de ser útil para tu compañero. Y no es que la gente no tenga remilgos, pero las noches son largas y el insomnio da para pensar bastante y equivocarse mucho.

En todo esto se lleva mucho el mentir. El que tiene algo finge que no lo tiene, y el que quiere quitárselo finge que no quiere hacerlo, pero la realidad es que la amistad y las buenas relaciones tienden a no durar demasiado. Como los buenos grupos de rol.

Eso sí, como no hay muchas armas de fuego, la violencia es bastante visceral, y aunque no lo creas es algo que vas a agradecer: casi todo el mundo está dispuesto a apretar un gatillo y que todo se acabe, pero enfrentarse a alguien cuerpo a cuerpo es muy desagradable y, sobre todo, peligroso. Esto bien puede ser lo único que nos separa de, por decirlo de algún modo, una violencia automática o por defecto.

Canibalismo

Si sumamos violencia con hambre, sin duda nos sale canibalismo. Porque incluso aunque no sea como objetivo, si te has cargado a un tío para quitarle seis latas de atún y ocho pilas, ¿vas a no comértelo por remilgos? Bueno, hay quien no, pero el cuerpo humano es una caza fácil.

Esto no significa que seamos carroñeros: hay que estar bastante desesperado para comerte el cuerpo de alguien que no sabes de qué ha muerto, porque igual lo ha hecho por enfermedad y eso no mola nada.

También hay gente (e incluso grupos de gente) que ha aceptado que esto es una vía fácil de hacerse con alimentación, y llegan al lamentable extremo de no solo cazar personas, sino incluso guardarlas vivas para dentro de unos días. Hay un paso muy grande entre un caníbal circunstancial y uno de estos hijos de puta.

Eso sí, no queda demasiada gente rolliza, sino que más bien la mayoría de nosotros estamos un poco desnutridos, así que muchas veces no se saca demasiado; y en cualquier caso nuestra carne está muy dura y es asquerosa. Claro que podría macerarse en vino, pero como para encontrar una botella hoy en día.

Depredadores

En la estupenda vida de fRáGiL no tienes que temer de lobos o leones, ¡ya tenemos bastante con nosotros mismos! Sea por lo que sea, casi todo el mundo es un depredador de casi todo el mundo, y si no lo es en un momento lo será en el futuro. Las cosas son así de miserables.

Una de las realidades más duras de la existencia es que la actividad humana suele estar ligada al fuego. Es decir, incluso aunque logres comer todos los días latas de atún (buena suerte con el estreñimiento, por cierto), prácticamente siempre vas a tener que hervir el agua, y para hervirla normalmente vas a necesitar fuego, y el fuego echa humo, y por el humo se sabe dónde está el fuego… y ya eres pasto de un depredador.

Creo que en algún momento todos nos hemos acercado a un rastro de un fuego preguntándonos si acabaríamos pidiendo ayuda u obrando como un depredador, y a todos se nos ha acercado alguien cuando estábamos con nuestro fuego. De hecho he conocido gente tremendamente ingeniosa para ocultar sus menudas hogueras, y también increíblemente rápida para marcharse mucho antes de que aparezca alguien.

Mentes frágiles

El caos y la destrucción no fueron las únicas cosas que trajo consigo el EMP. No sé, se ve que todavía faltaba más animación para el fin del mundo.

Después de la aurora, algo cambió en la gente, en un nivel tan interno que la mayoría, aún a día de hoy, no son conscientes de ello. No tengo demasiado claro hasta qué punto exactamente el pulso electromagnético influyó en esto. Pero cada vez, con más asiduidad, los nómadas supervivientes transportan anécdotas que hablan de personas capaces de leer la mente de los demás, mover cosas sin siquiera tocarlas, o provocarle la muerte a otro con tan sólo una mirada.

Muchas son las historias que circulan sobre estos “seres”, y son muchas sus versiones. Algunas pueden llegar a ser verdaderamente imaginativas y otras esconden estos hechos de una forma mucho más sutil. Como sea, parece que cada vez es más común que algunas personas desarrollen “poderes” relacionados con la mente, y algunos son tan intensos que pueden influir en otras mentes o interactuar con el medio. A estas personas se las empieza a conocer como “psiónicas”. Y no, tranquilo, no he esnifado pegamento antes de contarte esto.

Atento, porque hay algo en lo que todas estas historias parecen coincidir: las personas con capacidades psiónicas están indudablemente locas. Y no en un sentido general. Todas ellas acaban desarrollando algún tipo de trastorno mental severo que va degenerando con el tiempo, hasta límites insospechados. Algunas veces las enfermedades mentales están relacionadas con el poder que posee el individuo, otras veces no. Ni siquiera queda claro hasta qué punto es el don el que degenera en una patología mental o es al revés.

Por si el mundo no se hubiera vuelto difícil de per sé, ahora también se ha llenado de monstruos capaces de hacer cosas inimaginables que antes del EMP habríamos tachado de trucos, montajes o mera ficción. ¡Que no, joder, que no me he puesto a chupar sapos! Concéntrate, que esto es importante. No hay un patrón fijo de cómo o cuándo se empiezan a desarrollar estas capacidades: le podría tocar a cualquiera, te podría tocar a ti, en cualquier momento, podrían despertar de forma progresiva o liberarse de una forma violenta y traumática… No hay manera de anticiparlo. Si te toca, te toca. Como la lotería, pero en plan chungo.

Los psiónicos generan sentimientos muy variopintos en los demás. La gran mayoría los teme, porque no confían en ellos o los consideran peligrosos. Otros los codician para aprovecharse de sus habilidades. Hay quienes incluso les dan caza. Por estas, entre otras razones, cuando alguien descubre que posee poderes psiónicos suele ocultarlos y tratar de pasar desapercibido. No obstante, también hay personas psiónicas poderosas que han logrado, incluso, formar sus propias comunidades y erigirse como líderes de las mismas haciendo gala abiertamente de sus capacidades.

Nada mejor que un atajo de locos para liderar a un mundo cada vez menos cuerdo, ¿no?

¿Sabes? Acabo de recordar que muchas personas piensan que la explosión psiónica fue una consecuencia de la locura derivada por el apocalipsis, pero otras tienen la idea de que esta ya estaba latente en el viejo mundo. Los partidarios de esta idea sostienen que, de hecho, el EMP fue disparado por una persona especialmente grillada o especialmente iluminada que, como un canario en una mina, fue el primero en ser consciente de que no dábamos para más.

Es una bonita paja mental, tan innecesaria en estos tiempos como prácticamente todo lo demás.

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